Las distintas civilizaciones han creado mitos para explicar fenómenos que no comprenden, simplificando así temas complejos. De este modo, han arraigado en nuestro acervo cultural historias que compartimos como la del monstruo del Lago Ness, la espada de Excalibur o la idea de que Julio César pronunció la famosa frase en el momento de su asesinato: “Tú también, Bruto, hijo mío”. Todos estos relatos, aunque populares, son falsos y buscan dar sentido a hechos incomprendidos, ya sea a través la Literatura o de narraciones no rigurosamente históricas.
Lo mismo sucede con el seguro de vida, un valioso instrumento financiero diseñado para proteger a los seres queridos del asegurado. Sin embargo, a su alrededor han surgido numerosos mitos que dificultan la comprensión de sus beneficios.
A continuación, desmentimos tres de los mitos más comunes sobre el seguro de vida para facilitar su entendimiento y resaltar su importancia.
Mito #1: El seguro de vida solo beneficia a los herederos
Si bien el objetivo principal del seguro de vida es garantizar el bienestar de los seres queridos que sobrevivan al asegurado, muchas pólizas ofrecen acceso al valor en efectivo acumulado. Esto significa que, en determinadas circunstancias, el asegurado puede utilizar estos fondos a modo de préstamo o incluso retirarlos según su conveniencia. Además, algunos seguros permiten el uso de estos recursos en caso de enfermedades crónicas, críticas o terminales.
Por lo tanto, al adquirir un seguro de vida, no solo estás protegiendo a tu familia, sino también a ti mismo.
Mito #2: El seguro de vida es demasiado caro
El costo del seguro de vida varía según la edad, el estado de salud del asegurado, el tipo de póliza y el monto del beneficio por fallecimiento.
Por ejemplo, en un seguro de vida a término por 10 años con un beneficio por fallecimiento de 250,000 dólares, una persona de 20 años podría pagar aproximadamente 16 dólares al mes, mientras que una de 60 años pagaría alrededor de 77 dólares mensuales.
Como ves, el seguro de vida puede ser más accesible de lo que muchas personas creen, especialmente si se contrata a una edad temprana y en buenas condiciones de salud.
Mito #3: Es mejor invertir el dinero que gastar en un seguro de vida
Invertir en activos y negocios es una estrategia inteligente para generar riqueza e independencia financiera. Sin embargo, el seguro de vida es una inversión distinta, ya que garantiza un beneficio financiero inmediato para los beneficiarios en caso de fallecimiento del asegurado, a cambio de una prima mensual moderada.
Además, el beneficio por fallecimiento está exento de impuestos, lo que lo convierte en una herramienta eficaz para la planificación financiera y la protección del patrimonio familiar.
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